lunes, 22 de octubre de 2012

Recuerdos Retro: X-Box




En este nuevo capítulo de Recuedos Retro voy a hablar de mi primera consola de sobremesa que no fue de Sony. Como conté en anteriores capítulos, antes yo era bastante cerrado, por no decir fanático de las consolas PlayStation y no creía que fuese una buena idea comprar una de otra marca. Aunque eso no quiere decir que no me gustasen, ni mucho menos, alucinaba con cada consola de Nintendo y de Sega que probaba y habían muchos juegos que me hacían dudar de mi fidelidad a PlayStation. Cuando Microsoft decidió sumergirse en el mercado de las consolas de juegos yo no le hice ni caso, no creía ni por asomo que su bestia negra y verde pudiese ni siquiera hacer sombra a la gran Play Station 2, pero entonces llegó mi amigo de la infancia (sí, el mismo que me enseñó lo alucinante que era la Game Boy) y decidió cambiar su vieja PsOne por una nueva X-Box de Microsoft, tras mucho dudar entre ésta y la PS2, la cual yo sí tenía y llevábamos mucho tiempo disfrutando.


Yo no sabía a qué venía eso ya que los juegos que tenía y los que estaban por llegar para mi querida consola negra debían ser suficientes para convencerle de que su decisión era errónea. Pero aun así compró la X-Box  y lo hizo con convicción, en parte a causa de un anuncio que vio sobre uno de los juegos que serían el buque insignia de la consola junto a Halo. Y ese era Splinter Cell. Cuando le pregunté por qué había elegido la X-Box por encima de la PS2 me contestó que el juego de Sam Fisher le había alucinado tanto que ni se lo pensó. Yo pensé que no podía ser para tanto pero una sola imagen bastó para hacerme cambiar de opinión, una imagen en una revista que vengo comprando desde hace años en la que un joven Fisher escalaba por una abertura del suelo. Pensé que eso era alucinante pero tampoco le dí mucha importancia. Cuando mi amigo tuvo la consola me llamó para que fuese a su casa y la probase, pero las condiciones jugaron en su contra. El juego estaba puesto en una tele muy pequeña, en total oscuridad y con la visión nocturna activada, así que mi primera impresión fue negativa, no me pareció tan increíble.


Pero solo hicieron falta unas cuantas horas de juego para que adorase el juego como nunca había adorado ningún otro. Durante un tiempo no queríamos jugar a otra cosa y repetíamos los niveles hasta sabérnoslos de memoria e incluso llegamos a comparar cada aspecto del juego con MGS2 y discutíamos sobre cual era mejor. Pero yo ya me había enamorado de Splinter Cell y lo quería, pero sabía que era imposible ya que se trataba de un título exclusivo de X-Box. Pero un día como otro cualquiera compré mi revista como solía hacer y en ella vi algo que me alegró el día: Splinter Cell iba a salir para mi consola. Eso fue increíble, ya no me hacía falta una X-Box, podía seguir disfrutando de mi PS2 y además del juego que más me gustaba de la máquina de Microsoft. 


Aunque la realidad no fue tan bonita como yo esperaba. Como todo el mundo sabe o debería saber, PS2 es inferior técnicamente a X-Box y esa diferencia se notaba y mucho en Splinter Cell. La conversión no era lo que yo me había imaginado. Con niveles recortados, tiempos de carga más largos y abundantes, gráficos desmejorados sobretodo en aspectos como la iluminación. Evidentemente el cambio no me hizo mucha gracia, pero era la única manera que tenía de jugar a Splinter Cell y no la iba a desperdiciar. Jugué y jugué hasta hartarme, pero empecé a pensar que comprar la máquina de Microsoft no era tan mala idea.



Después llegaron Halo, Dead or Alive 3 y otros más que hicieron que me decidiese definitivamente así que repetí la estrategia de ahorro que utilicé para la PS2 aunque no tan exagerada ya que para cuando me dió por comprarla ya habían packs, ofertas y rebajas de precio en los juegos.
También dio la casualidad de que se puso a la venta un pack de X-Box acompañada de Splinter Cell y Halo. Aquello era perfecto, durante los meses que estuve ahorrando no pensaba en otra cosa que en mi futura nueva consola y cuando llegó el día estaba contentísimo. Aunque me sabía de memoria la versión de PS2, eso no impidió que me volviese a jugar la versión de X-Box de cabo a rabo múltiples veces.


Después de los juegos mencionados antes, como Halo y DoA3, llegaron algunos más como Ninja Gaiden ,Sudeki y Doom3 pero la mayoría fueron títulos multiplataforma que decidí comprar en X-Box sabiendo que se verían mejor que en mi PS2 así que ni de lejos resultó tan prolífica como la máquina de Sony que me dio decenas de juegos exclusivos que me encantaron, pero eso no quiere decir que no aprecie mi gran consola negra y verde que hizo que me diese cuenta de que centrarse en una sola marca y despreciar a las demás no era una buena idea. Más adelante y cuando las rebajas de precio me lo permitieron, me hice con una Game Cube y también me dio grandes juegos, pero de eso hablaré en otra ocasión.


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